Una de las aportaciones más interesantes que la civilización romana hizo en sus colonias fueron, sin lugar a dudas, las obras públicas. Entre ellas, las destinadas a la obtención y al suministro de agua potable a los núcleos de poblaciones que establecían, tienen especial relevancia.

El acueducto de Pineda de Mar es una de estas obras, cuya grandiosidad a menudo no estaba en consonancia con la cantidad de agua que podían conducir. Sin embargo, este tipo de construcciones nos acerca más al conocimiento de la capacidad constructiva del mundo romano que otros elementos destinados al mismo fin, como por ejemplo, las acequias, que por la presencia musulmana en nuestro país, a menudo no han sido adjudicadas a los suyos verdaderos autores, romanos en muchos casos.

El acueducto romano de Pineda de Mar se encuentra en la vertiente occidental de la colina de la Guardia, sobre la riera de Pineda y cerca de Can Cua. Su construcción data aproximadamente del s. III dC

Parece que se originaba más arriba de Can Bofill y que su curso tenía tres kilómetros. y medio con un desnivel de 40 m. salvando en todo el recorrido cuatro torrenteras mediante arcadas. Proveía de agua una villa romana que ha sido descubierta en Can Roig donde había una balsa para regar. 

De el acueducto se conservan tan sólo cuatro arcos y el comienzo de otro, que en total miden 29,30 m. de longitud. Las arcadas son de medio punto sobre pilares de sección rectangular, ligeramente trapezoidal. El aparato constructivo es de piedra de color amarillento,rojizo y negro de diferentes tamaños, cortadas a martillazos. En el sector inferior de los pilares, la piedra es mayor y más regular. En las arcadas, en lugar de dovelas hay estrechos trozos de pizarra que no mantienen la forma radial respecto al centro de la arcada.

los restos del acueducto romano de Pineda de Mar, en estado de ruina profunda, necesitan una consolidación urgente que impida su derribo definitivo.

La construcción del acueducto se explica porque donde se encuentra ahora Can Roig, había una villa romana donde se encontraba el lacus o lavadero, desaparecido a causa de unos replanteamientos de cultivo. La villa fue derribada por un incendio durante la invasión de los bárbaros.